Autoescuela Arenal. Fundada en 1920.
Rebranding 2025
Autoescuela Arenal renueva su identidad visual tras más de un siglo de historia.
El rebranding apuesta por una imagen contemporánea, profesional y cercana, sin perder su esencia.
El nuevo logotipo, los colores y los elementos gráficos reflejan evolución, dinamismo y confianza.
Una transformación visual que honra el legado familiar mirando con firmeza hacia el futuro.
El rebranding apuesta por una imagen contemporánea, profesional y cercana, sin perder su esencia.
El nuevo logotipo, los colores y los elementos gráficos reflejan evolución, dinamismo y confianza.
Una transformación visual que honra el legado familiar mirando con firmeza hacia el futuro.
Colección automóvillistica
a lo largo de la historia de
Autoescuela Arenal
a lo largo de la historia de
Autoescuela Arenal
A lo largo de más de un siglo, Autoescuela Arenal ha sido testigo de la evolución del automóvil.
Desde los primeros coches sin caballos importados en 1920 hasta el reciente modelo eléctrico,
nuestra flota refleja cada etapa del progreso técnico y cultural de la conducción en España.
Una historia sobre ruedas que acompaña la transformación de generaciones.
Desde los primeros coches sin caballos importados en 1920 hasta el reciente modelo eléctrico,
nuestra flota refleja cada etapa del progreso técnico y cultural de la conducción en España.
Una historia sobre ruedas que acompaña la transformación de generaciones.
Una historia con más de 105 años.
Desde 1920, Autoescuela Arenal ha formado a miles de conductores y ha sido testigo de la evolución del país sobre ruedas. Una historia de innovación, vocación y legado familiar que sigue en marcha, generación tras generación.
La Autoescuela Arenal fue fundada el 14 de julio de 1920 por Don Antonio Salgado González, un visionario que entendió que el automóvil marcaría el futuro de la movilidad. El primer aula de esta escuela automovilista nació en un espacio íntimo y familiar: el despacho de su propia vivienda, situada en la calle Arenal número 23, en pleno corazón de Madrid. Con el paso del tiempo, la autoescuela fue creciendo y sumando espacios hasta ocupar otros dos locales dentro del mismo edificio, manteniéndose allí hasta el año 1987. Además, se habilitó un garaje cercano, en la calle Escalinata número 10, que fue adaptado para impartir clases de mecánica, fundamentales en aquel entonces para la obtención del carnet de primera (camión).
Tras el fallecimiento de Don Antonio en 1957, el legado no se detuvo. Le sucedieron su viuda, Doña Ascensión Matos, y sus cinco hijos. Con tan solo 20, 18 y 16 años, los tres hijos varones mayores se volcaron en la continuidad del negocio, con el apoyo firme y valiente de su madre. En una época en la que era impensable que una mujer enseñara a conducir, Ascensión Matos se convirtió en la primera mujer profesora de formación vial en Madrid, aunque la normativa de la época no le permitió ejercer oficialmente. Su figura representa uno de los hitos más singulares y emotivos de la historia de la autoescuela: una mujer pionera y valiente que defendió el legado familiar contra viento y marea.
Durante sus primeros años de vida, Autoescuela Arenal tuvo que enfrentarse a uno de los grandes desafíos sociales del momento: el alto índice de analfabetismo. Muchos de los primeros alumnos apenas sabían leer o escribir, lo que dificultaba enormemente la enseñanza de normas y mecánica. Como respuesta, el equipo de la autoescuela desarrolló sus propios materiales didácticos, adaptados a ese contexto, contribuyendo así no solo a la formación vial, sino también a la alfabetización funcional de muchas personas.
Desde sus inicios, la autoescuela ha sido un referente constante de innovación tecnológica y pedagógica. En los años 60, introdujeron los primeros simuladores de conducción (trainers), una auténtica revolución para la enseñanza en España. En los 90, fueron de los primeros centros en incorporar ordenadores como herramienta formativa, y hasta el día de hoy, mantienen una flota de vehículos de última generación, equipada con todos los sistemas ADAS (asistencias a la conducción).
Antes de que se instaurara la DGT, la formación de profesores se realizaba de forma interna en las oficinas de la propia autoescuela. Hasta el año 1963, no existía una formación reglada como tal: los examinadores pertenecían al Ministerio de Industria y eran conocidos como “ingenieros” porque eran, en su mayoría, peritos industriales. A partir de ese año, con la creación de la Dirección General de Tráfico, se instauró un cuerpo de examinadores oficiales y se reorganizó el sistema de licencias, fijando su sede de exámenes en Cea Bermúdez, hasta establecerse finalmente en Móstoles en 1985. Las oficinas centrales de la DGT pasaron entonces a Josefa Valcárcel, donde siguen hoy en día.
Uno de los episodios más significativos de la historia de la autoescuela fue durante la Guerra Civil Española, cuando el local fue requisado por las autoridades para transformarlo en un polvorín. Ante el peligro, Don Antonio decidió enviar a sus hijos a Mejorada del Campo, mientras él regresaba a Madrid para continuar enseñando conducción militar a los soldados del ejército. A pesar de la guerra, la vocación por enseñar no se detuvo.
En el año 1987, tras una separación familiar, la gestión quedó en manos de Don José Luis Salgado, tercer hijo del fundador. Bajo su dirección, la autoescuela vivió una etapa de consolidación y crecimiento. A su fallecimiento en 2006, el testigo pasó a manos de su hijo, Don Juan Salgado Alcalde, quien dirige actualmente la empresa.
Hoy, Autoescuela Arenal es la autoescuela más antigua de España aún activa y gestionada por la misma familia fundadora, con más de un siglo de trayectoria ininterrumpida (salvo durante la guerra). Esta continuidad generacional no solo demuestra la solidez del proyecto, sino también una profunda vocación por la formación y el servicio público. Autoescuela Arenal no ha sido simplemente testigo de la evolución del automóvil en nuestro país: ha sido protagonista activa de esa transformación, formando a miles de conductores, adaptándose a cada época, y marcando un camino propio, de cero a cien.